ALTERNATIVAS A LA SÍNTESIS QUÍMICA
Aliados ambientales
En el
marco del programa regional “Desarrollo de la Zona Litoral Centro”,
investigadores del INTA desarrollan armas biológicas para combatir plagas en
apicultura y horticultura. Abejas tolerantes a Varroa Destructor, hongos
capaces de vencer a la resistente “polilla de las coles” y malezas proveedoras
de insectos benéficos son algunos proyectos destacados.
Por los
alambrados. Morrenia sp es una enredadera que aloja benéficos parasitoides,
enemigos naturales de los áfidos, fácilmente multiplicable por gajos. Foto:
Gentileza Leticia Zumoffen
Juan Manuel Fernández
jmfernandez@ellitoral.com
Cada
actividad productiva está determinada por su entorno y es allí donde pueden
hallarse soluciones a los problemas que las condicionan. Esta premisa es el
denominador común en varios trabajos que realizan profesionales del INTA que
integran el programa regional “Desarrollo de la Zona Litoral Centro de la
Provincia de Santa Fe”.
Las
investigaciones más innovadoras apuntan, por ejemplo, a combatir la principal
plaga que sufre la apicultura (el parásito Varroa Destructor) con la detección
y multiplicación de genética tolerante, seleccionada de abejas criollas de zona
de islas. O a doblegar en el cinturón verde santafesino a la polilla de las
coles (Plutella xilostella) mediante formulaciones a base de hongos patógenos
locales. E incluso controlar pulgones mediante la preservación y multiplicación
de malezas donde se alojan insectos benéficos (parasitoides) que los combaten
naturalmente.
“Estos
trabajos no se hacen porque si, sino que antes hubo relevamientos y
diagnósticos”, indicó el titular de la Agencia de Extensión Rural (AER) Monte
Vera, Ariel Belavi, durante el 1º Taller del Proyecto Regional Territorial que se
realizó el martes 17 con técnicos del organismo que se desempeñan entre Coronda
y Helvecia. Los ejes principales son horticultura, apicultura y ganadería de
islas -más el de “desarrollo y agroecología”-, y entre los temas expuestos
también se destacaron trabajos sobre enfermedades reproductivas en rodeos
vacunos de la costa, castración temprana, comportamiento productivo de
crucíferas y lechugas, fertilización en zanahoria, comportamiento sanitario de
cultivares de frutilla y un análisis “emergético” de este sistema productivo,
además de Buenas Prácticas en el uso de fitosanitarios.
Hacendosas.
La tolerancia a Varroa se manifiesta en el comportamiento higiénico. Las abejas
de la izquierda no limpiaron el cuadro de cría donde se incorporaron parásitos,
mientras las de la derecha sí. Foto: Gentileza Julieta Merke
Auto-desparasitantes
Los
especialistas del INTA Rafaela Cesar Salto, Julieta Merke y Emanuel Orellano
abordaron las cuestiones apícolas. “La idea es bajar la cantidad de producto
que se utilizan para el control de Varroa”, dijo Salto sobre el desarrollo de
genética tolerante, trabajo que ya está en fase de multiplicación con cabañeros
asociados al programa mediante la inseminación artificial de abejas reina. “Se
les da a los cabañeros esas reinas y las multiplican para distribuir entre los
productores”, precisó.
Durante
su exposición, Merke -doctora en genética apícola- relató que las búsqueda de
abejas tolerantes se realizó capturando enjambres silvestres en las islas de
Santa Rosa de Calchines (departamento Garay). “El objetivo -dijo- es disminuir
o eliminar el uso de productos sintéticos para el control, a los que el
parásito ya comenzó a desarrollar resistencia”. También mencionó que la
selección se hizo buscando “menor agresividad”.
Luego de
la captura se evalúa el comportamiento higiénico sanitario para seleccionar las
que mejor control natural realizan. Para ello se mide la prevalencia del
parásito en adultos y crías, además de la caída natural. Posteriormente se
inseminan reinas con esa genética, “que le transfieren a la colmena un
comportamiento de higiene de lucha contra Varroa que se complementa con los
acaricidas”, explicó Salto. Actualmente el proyecto se encuentra en la fase de
de multiplicación de reinas tolerantes.
“Sin
lugar a dudas es el problema más importante a nivel mundial”, afirmó el
especialista sobre la varroasis, debido a las complicaciones y los riesgos de
dejar residuos en la miel que implican los acaricidas. Sobre todo para la
exportación, destino del 95% de la miel argentina.
Defensa
fúngica. En el extremo izquierdo se observa una pupa sana de “polilla de las
coles” y a la derecha otra atacada por el hongo Zoophthora radicans. Foto:
Gentileza Romina MANFRINO.
Bioinsecticida
Otra
manera de buscar un control natural de plagas lo presentó la licenciada Romina
Manfrino, becaria del Conicet que elabora su tesis doctoral “Hongos patógenos
de insectos y producción en masa de dos especies para el control de Plutella
xilostella” en el INTA Rafaela.
“Uno no
elige temas de investigación sino que surgen problemas y en el intento de
resolverlos estudiamos alternativas de control”, indicó a Campolitoral para
explicar las razones de su trabajo. Agregó que el estudio de hongos patógenos
cobró relevancia últimamente por el riesgo que implican los insecticidas
químicos en la salud y el ambiente. Y en el caso de la polilla de las coles
-“un problema muy fuerte en Santa Fe hace muchos años”- se suma la resistencia
que el insecto desarrolló a otros intentos de control como el Bacillus
thuringiensis.
Su
trabajo se inició buscando patógenos naturales en los cultivos del cinturón
verde santafesino. Así seleccionó dos hongos por ser los más virulentos hacia
los insectos blanco: Entomophthorales (de la clase Zygomycetes) y Nomuraea
rileyi (de la clase Ascomycota). Ambos “tienen la ventaja de que se pueden
producir in vitro y eso es lo que a nosotros nos facilita producirlos en masa
para formular bioinsecticidas”, explicó. Además mencionó que detectaron “que
las densidades poblacionales (de la plaga) bajaban a cero después de que las
infecciones se desarrollaban en el campo”.
El
objetivo es producir estos hongos en escala y formular un bioinsecticida que se
complemente con los de síntesis química para incorporar en un Manejo Integrado
de Plagas (MIP).
“Actualmente
-dijo- nos encontramos en la etapa de bioensayos” para evaluar la patogenicidad
o virulencia de las cepas, trabajo que se realiza con la Universidad de La
Plata. Cuando se determine la más agresiva -la que mata en menos tiempo- se
intentará multiplicarla para elaborar un producto que pueda pulverizarse con
mochila. “Es a escala experimental -aclaró-; pero nos sirve para evaluarlo en
el campo a ver si funciona, antes de llevarlo a escala industrial”.
Manfrino
indicó que buscarán hacer las primeras pruebas a campo el año próximo. “La
idea, como el problema está en Santa Fe, es hacer las pruebas acá; de hecho las
cepas son nativas”, recordó. “En tres o cuatro meses podemos estar probando el
primer inóculo en modo experimental”, calculó, aunque aún no se puede saber
cuando podría ser un producto disponible para el productor.
Mosquita
amiga. El parasitoide de los áfidos (pulgones) es una avispita diminuta que
deposita sus huevos en los insectos plaga. Los pulgones sanos conservan su
color amarillo, mientras los parasitados parecen perlitas blancas. Foto:
Gentileza Leticia Zumoffen
Compañera maleza
Otra
becaria del Conicet que también desarrolla su tesis doctoral en el INTA
Rafaela, la bióloga Leticia Zumoffen, expuso los avances de su trabajo sobre
“Control biológico conservativo en cultivos intensivos y extensivos”. Su
planteo consiste en administrar las “especies vegetales espontáneas” (malezas)
donde se alojan insectos benéficos que realizan un control natural de plagas en
los cultivos comerciales. Específicamente se busca controlar especies de áfidos
(pulgones) a través de parasitoides, insectos que los usan como medio para su
reproducción causándoles la muerte.
La
bióloga explicó que se relevaron malezas que alojan áfidos inocuos para las
plantaciones y sirven de sustento a los parasitoides en los períodos en los que
no hay cultivos comerciales en el lote para que luego -al presentarse la plaga
en los cultivos- estén disponibles para “brindar un servicio” de control. “De
esa manera se mantiene esa vegetación espontánea, el áfido inocuo y el
parasitoide”.
La
búsqueda se realizó en función de cultivos intensivos -crucíferas y berenjena-
y extensivos -avena, trigo y alfalfa- hasta que determinaron que una
enredadera, Morrenia sp (de la familia Asclepiadoideae), reunía los requisitos
principales: ser hospedero de los benéficos y de carácter perenne, por lo que
puede ofrecer sus “servicios” todo el año. “Se trepa en los alambrados y por
eso la importancia de mantenerlos”, advirtió Zumoffen, y agregó que es de
crecimiento rápido y puede multiplicarse por gajos.
Los
pasos siguientes serán determinar “qué densidades de esta planta se precisan
para brindar el servicio de parasitismo de áfidos plaga; la distancia a la cual
tiene que estar este alambrado en relación al cultivo; y el movimiento efectivo
de este parasitoide: si cuando emerge de esta planta se mueve directamente al
cultivo o prefiere parasitar a otra especie de áfido”.
La
investigadora remarcó que “a los fines prácticos del productor, se trata de que
él sepa que esa especie le presta un servicio”. Además, implica la posibilidad
de disminuir las aplicaciones de agroquímicos. Incluso indicó que “en los
países latinoamericanos se está implementando mucho esta especie de planta
blanco porque es una práctica que no tiene costo para el productor”.
¿Emergía?
Quirúrgico.
La genética tolerante a Varroa se difunirá entre los productores mediante
reinas inseminadas artificialmente.
Foto: Gentileza Julieta Merke
El
estudio “Análisis emergético de la sustentabilidad del sistema productivo
actual de frutilla en Coronda” que presentó la ingeniera del INTA Rafaela
Patricia Benzi -trabajo que realizó en colaboración con la especialista María
del Huerto Sordo, de Coronda- revela una nueva mirada, de tipo “holística”,
sobre la producción agropecuaria. “De lo que se trata es de integrar el sistema
económico y ambiental en función del flujo de todas las energías que actúan”,
sintetizó.
“Emergía”
es un concepto (el nombre deriva del inglés emergy) que define la energía útil
(exergía) de un determinado tipo que se ha usado directa o indirectamente en
las transformaciones necesarias para generar un producto o servicio.
Según el
diagnóstico de Benzi, “el sistema actual de frutilla -su trabajo es el primero
sobre este cultivo- requiere un alto uso de insumos provenientes del sistema
económico, lo que podría estar comprometiendo su sustentabilidad”. El resultado
de su trabajo indica que “se aprovecha muy bien la oferta ambiental de emergía,
pero a costa de una alta participación de emergía económica”. Los indicadores
muestran que del total de emergía que consume la producción de frutilla en
Coronda, sólo el 2.4% responde a recursos naturales y 97.6% de la economía
(Combustibles, maquinarias, plantines, fertilizantes, pesticidas, electricidad,
labores, asesoramiento profesional).
Entre
sus conclusiones, destacó que “sería deseable incorporar una mayor cantidad de
recursos de la naturaleza disponibles en el ambiente local dentro del proceso
productivo” para poder reducir el costo emergético que está implicando la
producción de frutilla, el impacto ambiental que genera, “y sería menos
susceptible a las variaciones de precio, a pesar de ser favorable dicho
intercambio”.